Para el ser humano, lo más importante es sentirse querido y respetado, es de esta manera como me siento cada vez que he tenido la oportunidad de pisar las hermosas tierras Guajiras.
La belleza exuberante de sus paisajes y ese calor humano indescriptible, hacen que me sienta un hijo más de esta región, dominada por hermosos amaneceres y por esa magia indescriptible que solo aquel que ha estado en La Guajira puede sentir y conocer.
Me llena de mucho orgullo sentirme tan querido en estas tierras, en donde reconocen mi música y mi talento para ejecutar el instrumento que se ha convertido en la extensión de mi existir, en donde sus nativos han disfrutado con alegría las notas emanadas de mi acordeón, de este noble instrumento que solo me ha hecho merecedor a distinciones de afecto y cariño incalculable, que no alcanzaría mi vida para retribuirle a todos sus habitantes el gran apoyo a mi carrera musical y que tal vez de la única manera de agradecerles es compartir este don, otorgado por Dios, con todas las personas que viven, aman y disfrutan con el vallenato, con esa música de acordeón que tuvo su entrada a nuestro país por las costas de la península Guajira a finales del siglo XIX y que sirvió como herramienta de vaqueros y campesinos para desahogar su cotidiano vivir, incorporándolo paulatinamente a sus expresiones musicales hasta convertirse en el instrumento principal del conjunto típico de música vallenata.
En mi corto trasegar por la vida, debo dar gracias infinitas a Dios por bendecirme con este don tan maravilloso, debo agradecer también a La Fundación Festival Francisco El Hombre, por considerarme como uno de los mejores exponentes de este instrumento tan generoso, por ver en mi esas cualidades para representar esa cultura de nuestros ancestros, de aquellos hombres que iban y venían a lomo de burro o caballo, de vereda en vereda y de pueblo en pueblo, entonando melodías de su diario vivir y hasta teniendo encuentros con el diablo, soportando la inclemencia de la alta clase social que en sus principios desestimó este ritmo musical porque se trataba de algo “vulgar”, pero que con el tiempo se ha convertido en esa expresión autóctona folclórica nacional de Colombia ante el mundo, lo cual me llena de orgullo y me siento satisfecho al poder aportar mi talento en el engrandecimiento de este género musical tan importante en nuestros días.
Me veo en la necesidad de expresar mi más sincero sentir, por todo el afecto y esas demostraciones de cariño que siempre recibo cada vez que estoy en estas tierras, lo cual me hace comprometerme con ustedes y decirles que cada vez que requieran de la presencia de Javier “El Pollo” Matta en tierras guajiras, siempre estaré presto a asistir a su llamado con la misma alegría y disposición que me hace sentir un hijo más de este acogedor terruño.
Con todo mi cariño,
Javier Antonio Matta Correa
Acoedeonero de la agrupacion musical JOSE DARIO OROZCO & JAVIER MATTA