lunes, 16 de septiembre de 2013

Que el alma de Thomas Parr tenga piedad de nosotros...


Como es de conocimiento de todos, el Old Parr -al igual que el acordeón-  llegó a  Valledupar y a toda la región caribe, entre la inmensa variedad de productos que conocimos gracias al fuerte contrabando que ingresaba al país por el departamento de La Guajira.

 Los ciudadanos poco a poco fueron desplazando el típico chirrinchi, el aguardiente y algunos tipos de ron que se consumían, y lo fueron sustituyendo por este Whisky para presumir o fingir ante los demás la buena situación económica por la que empezaban a atravesar o aspiraban proyectar.

El  consumo de Old Parr se adueñó del territorio de La Guajira y la provincia de Valledupar; una parranda vallenata típica, tenía como centro de atención esa botella que tomaban los más pudientes y todo aquel que quisiera demostrar "finura".

Ninguna otra marca de whisky alcanza el notable éxito de consumo de ésta bebida alcohólica en tan vasta región del país; es tanto que llegamos al punto en que Valledupar, ademas de ser conocida como la capital mundial del vallenato, es también identificada a nivel nacional como el valle de Old Parr. 

Pero quizá sea hora de que todos los beneficios que Old Parr ha recibido en las miles de parrandas celebradas durante todo el año, y en cada festival, asi como la destacada posición social y el reconocimiento que le hemos brindado, nos lo retribuyan Old Parr y sus comercializadores, en forma de agradecimiento concreto y palpable.

El Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación – ICFES-, reveló el ranking de las mejores universidades colombianas que se destacan por su buena calidad educativa en el país,  pero lamentablemente el Cesar y La Guajira están en el ultimo lugar del listado junto a otros departamentos, y sin duda, entre las cosas más peligrosas que existen en el mundo terrenal, están los consumidores de alcohol,  incultos y con poca conciencia civil, lo cual está sin duda asociado a una pobre formación educativa. Por esto, me encantaría ver una biblioteca, un centro cultural, un punto digital, un teatro o hasta colegios, que fueran donados por esta multimillonaria empresa que se lucra permanentemente de nosotros gracias al importante protagonismo que le brindamos.

Los invito a unirnos en oración para que el alma de Thomas Parr interceda ante los  propietarios de su destilería y su franquicia, para que subsanen con gestos concretos las inclemencias causadas por nuestra devoción a su licor. 

Ayudarían mucho, y seguiríamos tomándolo, pero definitivamente sería un gesto de apoyo y gratitud que nos haría entender mejor que no podemos andar por el mundo ignorantes y borrachos, porque así no se puede construir una sociedad viable o respetable.

María Lucia Lacouture 
Presentadora de noticias Camara De Representantes